Por Marta Muñoz Calvo (alumna de 2º ESO).
El teatro es algo muy personal, cada uno lo enfoca de una
manera y suele haber discrepancias sobre cómo actuar; se tiene que representar
otra personalidad muy diferente a la de uno mismo, y aunque nos esforcemos no
siempre se consigue, por ello el actor no se debe obsesionar en una forma de
interpretación. Además, hay que tener en cuenta que el teatro es un tipo de
arte en la que el artista tiene que representar un pensamiento, una idea o una
forma de ser con su propio cuerpo, en lugar de en un lienzo o en una escultura.
Cada artista le da su punto, bueno o malo, pero este le da vida al personaje y
hace la obra más llevadera.
Durante estos dos años he ido aprendiendo a cómo
dar dicho punto e interpretar lo mejor posible, pero sigo creyendo que la
aportación de cada intérprete al personaje es inevitable. Por ejemplo, se puede
representar a un hippy de forma que parezca muy graciosa introduciendo maneras
de andar extrañas, mientras que por otro lado se puede considerar que dicho
personaje no tiene nada de gracioso y se hacen unos movimientos de un hippy
malhumorado. Por lo que es muy difícil
no aportar nada personal en una representación, y ese punto que das puede
quedar bien o mal, es el riesgo de cada actor.
Yo quería expresar en este blog
la idea de que el teatro no es solo hacer llorar o reír, sino que es algo más
complicado e importante que tiene que ser valorado. Lo considero simplemente ARTE.
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