Por Inés Rodrigo
Fernández de Heredia (alumna de 4º ESO).
A
finales del mes de noviembre de 2012 estuve en el teatro viendo una obra
llamada “Amigos hasta la muerte! Protagonizada por Marta Hazas, que en mi
opinión hizo un papel espectacular y volvió a demostrar lo gran actriz que es, y
también por los actores Fele Martínez y Javier Veiga.
La obra
era bastante divertida, pues se trataba de una comedia en la que se reían de la
amistad y del amor ese “algo” que todos buscamos en nuestra vida.
El
escenario no cambiaba y aunque solo había tres personajes, pero la obra era muy
entretenida. Los personajes eran personas normales como cualquier otra persona
que puedas tener alrededor y, en muchas de las cosas, uno se podía sentir
identificado con el personaje o simplemente reírse, a más no poder, viendo la
situación por la que estaban pasando y pensando “ojalá no me pase a mí esto”. Creo que es por ello que ha tenido tanto
éxito.
El día
que yo la fui a ver era el último día de representación después de dos años, y
eso se notaba en los actores que estaban muy tranquilos y como llegaron a decir
habían disfrutado el día que más, ya que era el último.
Nosotros, en años anteriores, hemos representado nuestra obra en tres sitios distintos y
es cierto que la primera vez te sientes más inseguro. Tienes miedo a tus
equivocaciones y a las de tus compañeros o nunca has ensayado en ese teatro o
no sabes qué pensará el público sobre la interpretación o la obra en si mismo y
todo esto hace que estés muy nervioso.
La
segunda vez ya vas más relajado y si has tenido algún fallo en la primera
representación ya estás más atento de que no se vuelva a repetir, pero cuando ya
llega la última estás mucho más tranquilo y al haber ensayado más veces ya te
sientes muy seguro de ti mismo y también de tus compañeros y, por ello, disfrutas
mucho más.
La mayor
parte de la gente prefiere ir a ver una película al cine antes que una obra de
teatro, pero yo creo que se disfruta más viendo una obra de teatro. En una obra
de teatro los actores están en directo y casi les puedes tocar, y esa sensación
no se vive en el cine.
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