Por Marta Muñoz Calvo (1º ESO C).
Yo este verano fui a Praga y Budapest. Una noche en Praga, que nos apetecía descansar, decidimos ir al teatro. No sabíamos a cuál, y nos informamos. Decidimos ir al Teatro Negro. Yo al principio pensaba que iba a ser un rollo, que no iba a entender porque iba a estar en checo. Pero me llevé una gran sorpresa, el teatro estaba lleno de españoles e incluso la presentación de la obra fue traducida a español. Cuando comenzó la obra todo estaba negro y había un actor que cogió dos personas del público, otros actores sentados en las gradas, y empezó la función. La obra era Alicia en el País de las Maravillas, todo era mímica. La historia era de la vida que tuvo Alicia en Praga, su origen y las aventuras. Había una música muy animada y las luces tenían un papel muy importante en la obra. Había una actriz rubia (Alicia), con un actor moreno de ojos azules (persona que tentaba a Alicia). En la historia se utilizaban figuras que imitaban objetos y parecía que flotaban en el aire, puesto que al estar todo negro, y de repente una figura de colores resaltaba (al estar oscuro, otras personas vestidas de negro con guantes negros las movían). Otra cosa fascinante de la obra fue que Alicia se movía y flotaba por el aire. También en la obra aparecían manos blancas que imitaban cosas y hacían sombras, a veces de repente aparecían 8 manos y luego desaparecían. Los actores interpretaban muy bien sus personajes y todo estaba muy bien montado, la música fue preciosa y las formas y sombras espectaculares. Además lo bueno de esta obra es que no hace falta ser checo para entenderlo, porque todo es mímica.
Es una gran experiencia que tendréis y espero que lo visitéis.
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