Por Enrique Gil (1º de Bachillerato).
Buenas, lector/es; si has leído ya algo
mío, podrás imaginar que sigo dando guerra en la actividad de teatro, y me
apetece destacar las ultimas clases, ya que me han parecido bastante
interesante (y es raro que yo hable de cómo hacemos las clases, puesto que la
primera persona en plan “pues yo estuve…, y luego hice…” me parece sosa y
deprimente, a la par de estúpida, así que pensad que es lo que ha podido pasar
para que hable de tal forma).
En primer lugar, os contare que un día
estuvimos practicando las expresiones subordinadas a un estado concreto externo, como una
lluvia, un día soleado, además de hacer de animales (cuantas risas con esto
último, pues eso no lo haces en cualquier parte, sino, te aseguro que los
comentarios estarán bien cargados de picante). Con esto lo que hacíamos era
interpretar personajes en mímica, sin hablar, expresándonos con el cuerpo, un
aspecto muy importante en el teatro y que un actor debe manejar bien.
Otro día estuvimos haciendo unas
interpretaciones usando personajes de un diccionario de mitología clásica, y lo
que me ha hecho comentar esto aquí es que el teatro griego es la cuna, el
origen de este mundillo. Pero en aquella época eran un poco tramposos, ya que
usaban unas máscaras, que si bien permitían al actor tomar el aspecto del
personaje, eran amplificadores de voz (no los que tenemos ahora, pero lo eran).
Lo que hicimos fue coger al azar un
nombre, leer la historia que había vivido el personaje elegido, y utilizando
más nombres que salían y la anécdota relatada, hacíamos una pequeña
representación.
Finalmente, los dos últimos días hemos
visto unas pequeñas lecciones de teatro, unas escenas de actores como Charles
Chaplin o Rowan Atkinson, y una peli llamada “En busca del fuego” Con lo que hemos visto más mímica y técnicas
de interpretación.
Y aquí termino yo, así que adiós y
gracias por llegar a esta línea (si no has hecho trampas y te has saltado todo
el texto).
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