Por Noelia Sánchez (alumna de 6º Primaria).
De pequeña siempre me gustaba que mi madre me llevara a obras de teatro. Me daba igual de que tipo. Cada vez que veía a los actores me daban ganas de formar parte de ellos: la expresión de cara que ponían, los gestos que hacían, el guión…
Todo eso me llamaba la atención de una obra de teatro, siempre quería estar en primera fila. Cuando me entere de que el colegio tenía clases de teatro, estaba con muchas ganas de que llegara a sexto para poder apuntarme, para mi era una oportunidad que no podía dejar pasar y además porque en la mayoría de colegios no había.
Todo eso me llamaba la atención de una obra de teatro, siempre quería estar en primera fila. Cuando me entere de que el colegio tenía clases de teatro, estaba con muchas ganas de que llegara a sexto para poder apuntarme, para mi era una oportunidad que no podía dejar pasar y además porque en la mayoría de colegios no había.
Mi madre me apunto y cuando nos dieron el papel que teníamos que interpretar para las pruebas estaba súper nerviosa, quería hacerlo lo mejor posible porque quería entrar si o si. Ya llego el día en el que nos iban a decir si estábamos dentro o no y…. si, estaba dentro. Me hizo mucha ilusión porque además estaban también todos mis amigos a lo que me hizo pensar que me lo iba a pasar mejor.
Elegí estas clases de teatro porque sabía que me lo iba a pasar mejor y que me podía quitar mi vergüenza, me hacia que no tuviera miedo en hacer un error, que si me pasaba algo tenia el apoyo de mis amigos. Y aquí estoy, dentro de poco ya vamos a hacer una obra y estoy muy ilusionada, espero que nunca quiten las clases porque ser actriz es uno de mis futuros logros.
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