No sabemos si la llegada de Avatar (James Cameron, 2009) va a suponer el final de los actores, o no. Lo que si sabemos es que la tecnología ayudará a muchos actores a ahorrarse horas de trabajo perfeccionando la interpretación de sus personajes.
El sistema utilizado en Avatar para dirigir a sus actores permite cambiar por ordenador una mirada, un gesto y/o una lágrima. Con este avance, probablemente desaparezca el famoso método de Stanislavski empleado por muchos actores.
Hace años, algunos expertos ya comentaron el tema de que el futuro de los actores estaba cada vez más cuestionado, y no estaban muy equivocados.
Cameron ha demostrado que no necesita dirigir actores sino a diseñadores informáticos. Dentro de poco, las escuelas de interpretación tendrán que añadir una asignatura donde el actor o actriz aprenda a moverse en medio de un croma cargado de cables y sensores. O quizás, estas escuelas tengan que enseñar a interpretar a los diseñadores informáticos para que sepan dotar de sentimientos a sus “bichos digitales”.
En fin, los actores y actrices no desaparecerán mientras permanezca laesencia del teatro, aunque en algunas obras la tecnología se lleve parte del protagonismo.
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