Partes de una obra de teatro según los elementos estructurales
Esta es posiblemente la clasificación más sencilla. Según los elementos estructurales dramáticos, una obra de teatro tiene dos partes: los diálogos y las acotaciones.
Diálogos
La primera parte se refiere, claro está, a aquello que dicen los personajes… o a lo que no dicen: Samuel Beckett, por ejemplo, llenaba los diálogos de sus personajes de repeticiones y naderías. Sin embargo, tenían una gran profundidad al contraponerlos precisamente con aquello que callaban. Anton Chéjov, también era un gran defensor del subtexto (lo que el personaje no dice, pero el público intuye que está pensando).
Estos diálogos pueden ser entre varios interlocutores (coloquio); puede ser una apelación directa al público; un aparte (que en teoría solo oye el público); un monólogo (que consiste en un diálogo sin respuesta, aunque va dirigido a un personaje concreto); o puede no tener interlocutor. Este sería el caso de los soliloquios, donde el personaje dialoga consigo mismo. El más famoso de los soliloquios españoles es el de Segismundo en La vida es sueño.